Biblia Viva

...la Biblia de Jerusalén

II Reyes 7, 2-17

2 El escudero, sobre cuyo brazo se apoyaba el rey, respondió al
hombre de Dios y le dijo: «Aunque Yahveh abriera ventanas en el
cielo

¿podría ocurrir tal cosa?» Respondió: «Con tus ojos lo verás, pero
no lo
comerás.»


3 Cuatro hombres que estaban leprosos se hallaban a la entrada de la
puerta y se dijeron uno a otro: «¿Por qué estarnos aquí hasta morir?

4 Si decimos: “vamos a entrar en la ciudad”, como hay hambre en ella,
allí nos moriremos, y si nos quedamos aquí, moriremos igual. Así que
vamos a pasarnos al campamento de Aram; si nos dejan vivir, viviremos, y
si no matan, moriremos.»

5 Se levantaron al anochecer para ir al campamento de Aram; llegaron
hasta el límite del campamento de Aram y no había allí nadie,

6 porque el Señor había hecho oír en el campamento de Aram
estrépito de carros, estrépito de caballos y estrépito de un gran ejército, y
se
dijeron unos a otros: «El rey de Israel ha tomado a sueldo contra nosotros a
los reyes de los hititas y a los reyes de Egipto para que vengan
contra
nosotros.»

7 Se levantaron y huyeron al anochecer abandonando su tiendas, sus
caballos y sus asnos, el campamento tal como estaba, y huyeron para salvar
sus vidas.

8 Aquellos leprosos llegaron al límite del campamento y, entrando en
una tienda, comieron, bebieron y se llevaron de allí plata, oro y vestidos, y
fueron a esconderlo. Regresaron y entraron en otra tienda y escondieron lo
que de allí se llevaron.

9 Se dijeron uno a otro: «No está bien lo que hacemos; hoy es un día
de albricias; y si nosotros estamos callados hasta el lucir de la
mañana
incurriremos en culpa; así pues, vayamos, entremos y anunciémoslo a la
casa del rey.»

10 Llegaron y llamaron a los guardias de la ciudad y se lo anunciaron
diciendo: «Hemos ido al campamento de Aram y no hay nadie, ninguna voz
de hombre; sólo los caballos atados, los asnos atados y las tiendas intactas.»
11 Llamaron los centinelas y lo comunicaron al interior de la casa del

rey.

12 Se levantó el rey de noche y dijo a sus oficiales: «Os voy a decir lo

que nos ha hecho Aram; saben que estamos hambrientos, han salido del
campamento y se han escondido en el campo pensando: Saldrán de la
ciudad, los prenderemos vivos y entraremos en la ciudad.»

13 Uno de los oficiales respondió y dijo: «Que se tomen cinco de los
caballos restantes, pues les va a pasar lo que a toda la
muchedumbre de
Israel que ha perecido; y enviémosles para ver.»

14 Tomaron dos tiros de caballos y los envió el rey en pos de los
arameos diciendo: «Id y ved.»

15 Fueron tras ellos hasta el Jordán, y todo el camino estaba lleno de
vestidos y objetos que habían arrojado los arameos en su precipitación. Los
mensajeros volvieron y se lo comunicaron al rey.

16 Salió el pueblo y saqueó el campamento de Aram; la arroba de flor
de harina estaba a siclo y las dos arrobas de cebada a siclo, según la palabra
de Yahveh.


17 El rey había puesto de vigilancia a la puerta al escudero en cuyo
brazo se apoyaba; pero el pueblo le pisoteó en la puerta y murió, según la
palabra del hombre de Dios, cuando el rey bajó donde él.